Más allá de la comprensión de las palabras, el dominio
de la habilidad lectora significa la captación de la información que está
contenida en las frases, en los párrafos y en los textos. Los procesos de
comprensión interpretan el lenguaje, transformando los signos lingüísticos en
una representación mental más abstracta, es decir, lo pasan del lenguaje a
pensamiento. Ésta comprensión puede ser de información implícita o explícita en
el texto.
La comprensión lectora es un tema complejo, ya que en
ella intervienen multitud de factores diversos, que incluyen desde habilidades
que tiene el lector para el procesamiento sintáctico hasta sus conocimientos
sobre el texto (su estructura y contenido) y del mundo en general, pasando por
las capacidades inferenciales, la riqueza y amplitud del vocabulario, los
procesos meta cognitivos de regulación y control de la propia comprensión, la
capacidad predicciones, etc...
Los dos componentes de la lectura, tanto el
reconocimiento de palabras como la comprensión son necesarios y en ningún modo
puede pensarse que sean dos procesos contrapuestos. De hecho actúan en paralelo
de una manera interactiva. Pero sí es importante tener en cuenta que su relación
es asimétrica: los procesos de decodificación pueden darse independientemente,
pero su colaboración es absolutamente necesaria para que puedan darse los
procesos de comprensión.